El escritor francés, Marcel Proust, dijo una vez que el verdadero viaje al descubrimiento no consiste en buscar nuevos caminos, sino en tener nuevos ojos. En este trasfondo aparecería "Rehabitar" en la arquitectura, unos ojos renovados que al mirar hacia atrás nos permite encontrarnos acontecimientos y propuestas olvidadas, para leer ahora en ellas un mensaje que antes no podíamos leer. |
Rehabitar es un concepte que supone reconsiderar nuestro punto de vista sobre lo viejo o lo ya existente. Es aprovechar y optimizar el espacio existente, reformando su modo de uso. Es el arte de aprovechar las sobras, rechazando la idea de empezar de cero y pensando el proyecto de arquitectura en términos de proceso. Antes de hacer algo nuevo, pensemos si hemos utilizado adecuadamente lo que ya está hecho. Donde la vejez no significa que sea inútil o este muerto, de hecho su vida útil puede ser aún más larga que la de algunos productos nuevos.
Rehabitar es una actitud, donde predomina lo interior sobre el aspecto exterior. De hecho, este predominio se traduce algunas veces en una intervención mínima o aparentemente nula, pero que en cambio, tiene una repercusión muy importante en el edificio en que operamos. Mientras que el concepto de rehabilitar, centra su actuación en reformar el objeto (vivienda,edificio,etc), sometiéndolo a intervenciones constructivas para su puesta al día, rehabitar se centra en la acción y en el sujeto que la produce, proponiendo modificaciones de uso (reparación dinámica*) del espacio construido.
No debemos caer en la suposición que lo nuevo será mejor que lo viejo; ya que al reparar partimos de algo pasado que ya existe y que tenemos como objetivo mejorarlo, dandole una segunda vuelta de tuerca. A diferencia de proyectar o crear algo nuevo que de alguna manera no sabemos como funcionará al 100%, rehabitar un espacio construido mejora el producto inicial a través de la experiencia acumulada al lo largo de los años consiguiendo un perspicacia en la diagnosis de sus defectos originales, siendo el producto reparado mejor que el original.
*Reparación dinámica: concepto bautizado por Richard Sennett en su libro El Artesano: oportunidad para añadir algo que no estaba desarrollado en un espacio, pero que tiene el potencial intrínseco para realizarlo.
Por lo tanto, Rehabitar supone conseguir un cambio radical en un espacio con la simple alteración de su uso, sin intervenciones estructurales. Por ejemplo la presencia de una persona puede convertir un simple local en una casa confortable o en un lugar inhóspito. Las personas tienen esta capacidad de transformar un espacio, siendo esenciales para rehabitarlo.
Rehabitar es una actitud, donde predomina lo interior sobre el aspecto exterior. De hecho, este predominio se traduce algunas veces en una intervención mínima o aparentemente nula, pero que en cambio, tiene una repercusión muy importante en el edificio en que operamos. Mientras que el concepto de rehabilitar, centra su actuación en reformar el objeto (vivienda,edificio,etc), sometiéndolo a intervenciones constructivas para su puesta al día, rehabitar se centra en la acción y en el sujeto que la produce, proponiendo modificaciones de uso (reparación dinámica*) del espacio construido.
No debemos caer en la suposición que lo nuevo será mejor que lo viejo; ya que al reparar partimos de algo pasado que ya existe y que tenemos como objetivo mejorarlo, dandole una segunda vuelta de tuerca. A diferencia de proyectar o crear algo nuevo que de alguna manera no sabemos como funcionará al 100%, rehabitar un espacio construido mejora el producto inicial a través de la experiencia acumulada al lo largo de los años consiguiendo un perspicacia en la diagnosis de sus defectos originales, siendo el producto reparado mejor que el original.
*Reparación dinámica: concepto bautizado por Richard Sennett en su libro El Artesano: oportunidad para añadir algo que no estaba desarrollado en un espacio, pero que tiene el potencial intrínseco para realizarlo.
Por lo tanto, Rehabitar supone conseguir un cambio radical en un espacio con la simple alteración de su uso, sin intervenciones estructurales. Por ejemplo la presencia de una persona puede convertir un simple local en una casa confortable o en un lugar inhóspito. Las personas tienen esta capacidad de transformar un espacio, siendo esenciales para rehabitarlo.
Por extensión de sus ocupantes, los muebles, como su ropa…también son ingredientes para hacer habitable el espacio. Cambiar la disposición de los muebles puede ser la mejor manera de poner a prueba la capacidad de transformación de la casa en que vivimos, es una invitación a rehabitarla.
Pero su ámbito de actuación va más allá del posicionamiento personal y de la redistribución de muebles, abarcando también la relación entre la vivienda y el edificio y de este a la calle, pasando de la esfera privada al espacio público.